Las calles de Washington Heights están cubiertas con bodegas, pequeñas tiendas de esquina. La mayoría de estos negocios son propiedad de familias Latinas, algunas por varias generaciones.
Porque el vecindario está cambiando rápidamente, algunos propietarios de las bodegas dicen que las ganancias financieras son más difíciles de conseguir cada año. Según un informe del Contralor de la Ciudad de Nueva York, Scott M. Stringer, los hispanos representaron casi el 68 por ciento de la población de Washington Heights, Inwood y Marble Hill en 2015. La población anglosajona creció 61 por ciento entre 2000 y 2015, según el mismo reporte, mientras que la población negra e hispana disminuyeron durante el mismo período. Estos cambios son muy significativos, dijeron algunos dueños, y afectan la venta de comida en las bodegas.
Los propietarios de las bodegas dicen que los factores como el aumento del costo de las rentas están desplazando a sus clientes de largo plazo. Las familias latinas se mudan fuera de la vecindad. El precio de las rentas en la vecindad incrementó alrededor de 13 por ciento entre 2005 y 2014, según el Centro Furman de la Universidad de Nueva York.
Debido a este desplazo de gente, los propietarios de bodegas están empezando a ofrecer productos frescos, como vegetales y frutas. Otros se aferran a lo que ha funcionado para ellos en el pasado: mantener las tiendas abastecidas con artículos básicos para el hogar, golosinas de países latinoamericanos y otros aperitivos y bebidas.
El departamento de empresas pequeñas de Nueva York y el grupo de rescate de alimentos City Harvest lanzaron una serie de talleres para capacitar a los dueños de bodegas de toda la ciudad sobre las mejores estrategias de mercadotecnia y desarrollo de liderazgo. El rescate de alimentos consiste en recoger el exceso de comida de los supermercados y restaurantes, especialmente los productos frescos, antes de que se vayan a la basura. Después de rescatar la comida, la entregan a lugares como comedores comunitarios para la gente de bajo recursos.
En el área de Washington Heights, está programado un taller un dirigido a propietarios de bodegas de habla hispana el 1 de junio en el Business Solutions Washington Heights Center, en 560 W. 181st Street.
En 2015, Washington Heights, Inwood y Marble Hill ocuparon el segundo lugar entre los barrios de Manhattan con las mayores índices “ de inseguridad alimentaria de la ciudad, según un informe de 2016 del Food Bank de Nueva York. El término “inseguridad alimentaria” se refiere a la dificultad para acceder a alimentos nutritivos adecuados.
Una gerente de City Harvest, Christa Perfit, dijo que las bodegas desempeñan un papel dominante en el combate de la inseguridad alimentaria. “Las tiendas de esquina, específicamente, son una parte esencial del barrio, y son un punto de acceso para la comida”, dijo Perfit. City Harvest espera aumentar la disponibilidad de productos frescos en estas zona, pero los propietarios de las tiendas deben primero estabilizar financieramente sus negocios para poder ofrecer productos más frescos.
Mientras que la transición a alimentos frescos podría salvar a algunos propietarios de bodegas, otros piensan que la intervención del gobierno en sus negocios llegó demasiado tarde.
Almacenar para los nuevos clientes
Mientras la canción “Lluvia,” de Eddie Santiago, se escucha en el fondo de la bodega, Ramón Cruz, 45, un empleado de Alegría Grocery and Candy, vende cuatro cervezas a un cliente, el producto más popular en su bodega. La tienda, en 112 Avenida Nagle, también vende una colección de quesos, bocadillos de marcas latinoamericanas e incluso dulce de leche. La colección de etiquetas de productos internacionales y estadounidenses se lee como un diccionario de español a inglés.
Los gerentes de Alegría ya han cambiado sus inventario antes. Cada vez más, las personas que entran en su tienda, normalmente los recién llegados a la comunidad, vienen en busca de productos frescos, opciones que la bodega comenzó a vender hace un año, dijo Cruz.
“Eso es una de las cosas que uno trata por lo menos de incrementar, porque se ha mudado mucha gente blanca, y a ellos les gusta todo esa cosa,” dijo. “Entonces uno busca la forma de uno entenderle todo a la gente. Uno de trata de tener la mercancía que la gente necesita.”
Aunque su tienda está tratando de atraer nuevos clientes, el Sr. Cruz dijo que no tenía conocimiento sobre el taller dirigido por el departamento de negocios pequeños y City Harvest. Dijo que no espera que los miembros del gobierno de la ciudad de Nueva York ayuden a su negocio.
“Aquí no hay nada para ayudar a poner el negocio,” dijo. “Eso es lo que está haciendo que muchos pequeños negocios cierren porque no tienen ayuda del sistema del gobierno.”
Manteniendo la tradición
Carlos Cabral, de 54 años, ha trabajado en New Generation Mini Market en 242 Sherman Street por 25 años. Cabral dice que ha visto las formas en que el alza de los alquileres ha cambiado el vecindario, expulsando a las familias latinas que forman su base de clientes. “Pero no hay mucho que podamos hacer al respecto”, dijo.
Mientras que le vendía un paquete de gomitas de frutas a una madre, el Sr. Cabral dijo que la mejor estrategia para mantener a sus clientes era “seguir las reglas”.
En general, el Sr. Cabral dijo que la tienda no planea cambiar su inventario para complacer a un nuevo público.
“Es trabajo extra, y he estado aquí por 25 años, es demasiado trabajo”, dijo el Sr. Cabral, añadiendo que él cree que sus clientes permanecerán leales.
Fresco por Menos
Después de trabajar en un mercado Amish durante 25 años, Jeff Arici abrió su propia bodega, “Fresco por Menos”, en 98 Nagle Avenue.
En un sábado reciente, una cliente se introdujo como su vecina, diciendo que vivía en el edificio donde él alquila el espacio para su bodega. Cuando a la clienta le faltaba un dólar para pagar su cuenta, el Sr. Arici le dijo que no se preocupe, que la podía pagar más tarde.
Para el Sr. Arici, el servicio al cliente, precios bajos y un horario 24/7 son la clave para mantenerse a flote en un barrio que está en un cambio constante. También mantener las frutas y verduras de su bodega frescas es importante.
“No tengo miedo de la competencia, porque sé que voy todas las noches al mercado. Yo compro, ya sabes, todos los días, así para mantener los precios bajos, para mantenerlo fresco,” dijo.
A diferencia de otras bodegas en la avenida, la tienda de Arici está repleta de frutas y verduras: Una libra de berenjena cuesta 99 centavos, una libra de uvas verdes, rojas o negras, sin semillas, alrededor de $1.99.
Sally Arias, otra compradora que también vive en el edificio, felicitó al Sr. Arici por su nueva tienda mientras esperaba en la línea de pago. Los precios bajos, especialmente para los productos frescos, son raros en el vecindario, dijo Arias. “Es increíble, voy a venir aquí todos los días para comprar cosas pequeñas.”